Parabellum




Ayer fuimos testigos de un gran día de democracia; de hecho, todos los tramos de la marcha, democráticamente, sin distinción de sexo, raza, religión, ideas políticas, etc., fueron cargados, golpeados, disparados por las fuerzas del Estado, hasta la ejecución de Piazza Alimonda.
Los que en los últimos meses han trabajado para que la manifestación de Génova se redujera a un inofensivo e inútil paseo bajo los focos de los medios de comunicación, como el año pasado, se han encontrado consternados y no han podido hacer otra cosa que deplorar los acontecimientos, llamando a la calma y al abandono de la calle, justamente en el momento en que ésta cantaba la vieja y bella canción de la revuelta.
Los Agnoletto, las Francescato, los Casarini, los Farina deben ser expulsados del movimiento por la gravedad de los comportamientos y las declaraciones hechas.
Contrariamente a lo que afirman estos infames (y su pastor Bertinotti), los enfrentamientos no fueron provocados por algunos centenares de elementos ajenos a la manifestación, sino que vieron una amplia y decisiva participación, gracias a la cual se contuvo la arrogancia de las fuerzas del Estado y se erradicaron de las calles de Génova varias amenazas de muerte (en primer lugar los bancos) y numerosas fealdades mercantiles.
En la práctica, la ideología pacifista se ha revelado como lo que es: un elemento de debilidad mortal. ¿Por qué en julio de 1960 las fuerzas del orden no se atrevieron a disparar, a pesar de la gravedad de los enfrentamientos, y ayer, en cambio, lo hicieron? Porque entonces sabían que tendrían que cumplir con una respuesta adecuada a la ofensa.
El día de ayer dejó clara la diferencia entre los cielos de la ideología demo-contractualista del Foro Social de Génova, las Tute Bianche & Co. y la naturaleza terrenal de las relaciones sociales, donde los problemas nunca son de forma sino de fuerza, y donde el Enfermé (Blanqui) sigue teniendo razón, hoy como hace ciento cincuenta años: «Quien tiene hierro tiene pan».
Saludamos al Bloque Negro y a todos los compañeros anónimos que lucharon con valentía.
En los enfrentamientos de ayer en las calles, surgió esa comunidad universal de lucha que constituye el sentido profundo de la acción de los hombres cuando se levantan contra la dominación del capital y del Estado.
Sí al movimiento real y a todos los comportamientos que rompen con la pasividad.
¡Hoy más decididos que ayer!


Algunos individuos que apoyan a la comunidad humana
Génova, 21 de julio de 2001


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